A medida que los equipos informáticos van cumpliendo años van necesitando más mantenimiento para tratar de optimizar su rendimiento. Pero también el sistema operativo va recibiendo actualizaciones que hacen que necesite más potencia. No es lo mismo Windows XP que Windows XP SP3, por eso en la empresa llega el momento de plantear si mejoramos el rendimiento con la ampliación de hardware del equipo.

Se trata de conseguir mejorar la productividad que podemos conseguir sin realizar una inversión tan fuerte como la que nos supone renovar el equipo. Es cierto que muchas empresas no tocan los equipos desde que llegan hasta que se renuevan, pero una pequeña ampliación puede hacer que la vida útil se alargue y su rendimiento no decaiga.

Tres son los componentes más fáciles de sustituir en un equipo:

Son muy sencillas de llevar a cabo y un diagnóstico acertado para elegir el componente adecuado puede hacer que un equipo que prácticamente era inútil, vuelva a tener un rendimiento aceptable en la empresa. Muchas pymes son reticentes a esta inversión, aunque personalmente creo que el resultado suele compensar con creces el dinero gastado.

Fuente